Sebastián Sanabria / Fotos: Blog Anti • @BlogAnti
Por:No eran acaso los alquimistas seres capaces de transformar su entorno, pues como si de un hechicero se tratara, este personaje se ha encargado de hacer malabares para vivir el día a día, entre deudas y malas pagas, y con una profesión a la que de no se por este chiste, habría resultado ser la broma más cruel de su vida. Un chiste muy enserio que pudo transformar un sótano aburrido y húmedo, en el epicentro de la cultura, el ruido y el amor por la vagancia, un lugar acogedor que abre las puertas a propios y extraños, como si de un plaza de mercado se tratara, donde la diversidad y los productos mas frescos, llegan de primera mano, a las manos de sibaritas y neófitos que se deleitan gozosos frente a la magia del lugar.