Por: Carolina RM / Diseño: Blog Anti • @BlogAnti
Este año Maximum Rocknroll cumple 40 años. Lo que empezó como un programa de radio de San Francisco conducido por Tim Yohannan y Jeff Bale en 1977, vio la luz como fanzine en 1982 cuando su número 0 se incluyó como librito en la recopila “Not so quiet on the western front”. Desde entonces ha venido publicando mensualmente y sin parar cubriendo la escena punk y hardcore mundial y desdoblando su proyecto en distribuidora, archivo documental y musical, además de continuar como radio.
Blog Anti habló con su actual editora, Grace Ambrose, sobre el trabajo de la revista y la manera en que el punk puede hacerle frente a la mercantilización de la escena y el auge del fascismo en el mundo entero.
Blog Anti: Suele pasar que después de un tiempo o cuando un proyecto crece, pierde su esencia o idea original. Sin embargo, MRR ha sobrevivido más de 30 años en la misma línea. ¿Cómo han hecho para mantener el horizonte claro y al mismo tiempo adaptarse a los cambios del mundo y de la escena subterránea?
MRR: MRR siempre ha hecho explícitamente clara su misión, lo que ha llevado a muchos a considerar a la revista inflexible y presumida. Lo veo de manera diferente: hacer públicos nuestros objetivos nos ayuda a aferrarnos a esos estándares. Ayudó mucho tener una persona intransigente en el timón (Tim Yohannan) durante la primera mitad de su existencia
Sin embargo, desde su muerte la revista ha cambiado un poco y diferentes personas han estado a cargo. El papel de la revista ha cambiado también a lo largo de los años, con el auge de internet y el declive de las publicaciones impresas. Creo que algo que es importante sobre MRR es que hemos mantenido el mismo formato durante treinta y cinco años, a pesar de estos cambios.
El revuelto constante de las publicaciones sobre música que encuentras en internet es todo lo contrario a lo que hacemos, así que nunca hemos intentado (¡ni queremos!) estar actualizados en ese sentido. Creo que muchas de esas publicaciones sólo sirven para fomentar la mercantilización de la música y la cultura subterráneas. La apuesta contra las disqueras comerciales que ocuparon buena parte de la discusión de MRR en los 90 no se siente tan álgida ahora (seguimos sin apoyarlas), pero el uso del periodismo/ discurso [en torno a lo subterráneo] solo para vender algo es un problema que estamos combatiendo con cada número de la revista.
B.A: Además de la revista tienen radio, distro, archivo, web… ¿Cómo hacen para coordinar todos estos proyectos, inclusive con gente de todo el mundo?
MRR: Mi trabajo es asegurar que todas las partes encajen. Hay coordinadores independientes para cada uno de los trabajos que describes, que manejan los pormenores y el día a día. Algunos de los proyectos —como inventariar discos, mandar pedidos por correo, grabar el programa de radio— deben hacerse en la casa, mientras que otros pueden hacerse desde cualquier parte del mundo. Lo más difícil es que la gente cumpla los plazos. Muchas cosas dependen de otras cosas, así que si llega tarde una cosa, puede tener un efecto dominó. Es difícil incentivar el cumplimiento de los plazos cuando las personas trabajan como voluntarios.
B.A: Particularmente en la revista, ¿cómo están organizados y cómo definen qué publicar?
MRR: Elijo y edito todo el contenido que va a la revista, con la ayuda de un equipo de correctores y editores. Cada mes tratamos de tener un equilibrio entre diferentes tipos de contenidos, asegurándonos de ser lo más inclusivos posible. La gente piensa que necesitan ser invitados para escribir en MRR —no es cierto. Son bienvenidas las colaboraciones en todo momento (aunque no garantizamos su publicación). A diferencia de una revista comercial, los sujetos entrevistados tienen más autonomía sobre cómo son presentados, trabajamos con las bandas para asegurarnos de que se vean en sus propios términos.
También tratamos de no actuar como “guardianes”, especialmente en la sección de reseñas. Reseñamos todo lo que se nos envía, siempre y cuando encaje dentro del “punk”. No tienes que ser cool ni notable para obtener una reseña y no hay jerarquizaciones —todo está impreso en la misma fuente y tamaño, en orden alfabético.
B.A: ¿En qué va el trabajo de archivo de MRR? ¿Por qué es importante rescatar y documentar no solo la historia de la revista sino de la memoria subterránea?
MRR: Hace poco terminamos de digitalizar los más de 400 números y ediciones especiales de la revista, que podrán ser descargados gratuitamente como pdfs próximamente. Estamos en proceso de inventariar nuestra colección de 50.000 piezas y una base de datos de búsqueda de vinilos junto con sus respectivas reseñas también funcionará dentro de poco.
Para nosotros era importante documentar esta historia en nuestros propios términos, como un proyecto dirigido por nosotros en lugar de una universidad o un museo, para que la información sea de libre acceso. En momentos como estos también es importante hacer visible la cultura internacional de resistencia de la que el punk ha hecho parte por décadas para que podamos aprender de los éxitos y fracasos del pasado.
B.A: Con el avance de la tecnología, las redes sociales, y la exposición masiva del punk en medios como Vice, Noisey, etc., ¿todavía podemos hablar de ‘lo subterráneo?
MRR: ¡Por supuesto que existe lo subterráneo todavía! Creer que no es engañarse y así Noisey y Vice habrán conseguido lo que querían, ¡un monopolio sobre la percepción pública de lo que es vanguardista! El punk no tiene que tener un contenido político necesariamente, aunque algunos de nosotros lo prefiramos así. El verdadero underground resiste a la mercantilización por intereses ajenos.
B.A: Siempre son tiempos convulsos, pero actualmente y desde hace algunos años, el fascismo y la extrema derecha han ganado fuerza en todo el mundo y Estados Unidos es un claro ejemplo de esto. ¿Cómo puede la escena punk hacerle frente a este problema?
MRR: Debemos moldear nuestra capacidad de conectarnos económicamente (tenemos una economía punk robusta, sin duda) para apoyar a organizaciones locales que están haciendo trabajo de resistencia, en lugar de donar a grandes organizaciones nacionales sin ánimo de lucro.
También debemos ser intransigentes con los miembros racistas y sexistas de la escena —estas personas no pueden ser bienvenidas en nuestros espacios. Es necesario elevar las contribuciones de los punks de color, las mujeres, queer y trans punks, y cualquiera que está siendo discriminado por estos poderes.
Los punks que no aún no son activistas pero quieren involucrarse deben recordar que este tipo de resistencia existe desde hace tiempo —contáctense con las personas que han venido trabajando en esto en vez de intentarlo desde cero.
B.A: En estos casi 40 años de existencia de MRR, ¿cuál ha sido el aprendizaje más valioso?
MRR: Que no necesitamos corporaciones para hacer arte o música y que el trabajo en equipo en torno a una meta común puede ser una de las formas de producción más gratificantes.
B.A: ¿Cómo podemos colaborar con la revista o cualquier otro de los proyectos de MRR desde Colombia y América Latina?
MRR: Cualquier punk que lea esto es bienvenido a contribuir con la revista, a través de entrevistas, reportajes de la escena local o columnas de invitados. Estamos buscando a alguien que sea capaz de escribir una columna mensual sobre la escena actual de América Latina. También pasamos de vez en cuando programas de radio conducidos desde lejos que ponen de relieve la música de regiones particulares del mundo.
Esta revista pertenece a la gente, así que ayúdenos a hacer lo que quieren ver. Esperamos traducir más colaboraciones al español y otros idiomas, así que si están interesados en cualquier de estas opciones pueden escribirme a grace@maximumrocknroll.com