La historia de la humanidad se ha forjado por las migraciones. En pleno siglo XXI el fenómeno responde a todo tipo de conflictos sociales como guerras y crisis sociales, políticas o económicas, pero también a la búsqueda de opciones que no se encuentran en el país natal.

Colombia ha sido un país que está poco acostumbrado a la migración de personas extranjeras, aunque tiene el vergonzoso saldo de 8 millones de desplazadxs internos por el conflicto armado en su territorio. Por la situación que se vive desde hace unos años en Venezuela han llegado de manera desbordada muchas personas que vienen en busca de una mejor oportunidad, pero una buena parte de la población local, impulsada por los medios masivos y el discurso de derecha, ha generado sentimientos de reacción como la xenofobia, o peor aún, aporofobia.

En Bogotá el éxodo de venezolanxs es masivo y se ve a diario, lo que incluye a jóvenes punks que viajan en busca de nuevas oportunidades, encontrando así fraternidad entre la escena.

Es por eso que nace el colectivo Sin Fronteras Ni Naciones, como forma de colaborar y transmitir el mensaje de la migración más allá de la movida subterránea, entendiendo que sin importar nuestra nacionalidad compartimos las mismas opresiones e injusticias a las que nos someten el poder y el capitalismo.

Con un primer evento realizado hace dos meses en el que se compartieron experiencias sobre ser migrante y punk en una ciudad tan caótica y hostil como Bogotá, ejecutaron el fin de semana pasado la primera edición del festival Sin Fronteras Ni Naciones, realizado simultáneamente en Medellín, Ibagué, Quito, Lima, Buenos Aires, Nueva York y Portland.

Además de las bandas se proyectó un documental sobre la movida punk de los 80s en México, varios videos sobre la resistencia del pueblo NASA en el Cauca colombiano y su lucha por la liberación de la Madre Tierra, material de audio y video de la situación de luchas en otros países de Latinoamérica, una feria de marcas y mesas de difusión de fanzines, y la exposición de los trabajos de ilustradorxs de varios países contra las fronteras, transmitiendo así un mensaje de fraternidad y unidad, que sin importar las distancias y las barreras que imponen los gobiernos, se pueden gestar eventos donde la autogestión, solidaridad y apoyo tienen máxima cabida.

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